Cómo empezó la colección


Todo empezó cuando, en el año 1.971, estando en el colegio Hermano Gárate de Ciudad Real, “los Jesuitas” nos llevaron a Madrid para ver la feria de Electricidad y Electrónica denominada Matelec y ubicada entonces en el “Pabellón de Cristal en la Casa de Campo”, donde algunos expositores te daban regalos publicitarios y entre ellos estaban los “bolígrafos con propaganda” en los que venía inscrito el nombre o anagrama de la empresa.

En aquella primera feria a la que asistí, me regalarían unos 20 ó 30 bolígrafos y aquellos primeros bolis los guarde en una pequeña caja como si de un “un trofeo”, se tratase, ya que en aquella época de estudiante tal cantidad de bolígrafos me entusiasmó.

Desde aquellos años hasta hoy, he fallado a muy pocos Metelec (actualmente en IFEMA), y poco a poco iba guardando los bolígrafos “por gusto”, pero sin pensar realmente en hacer una colección y sin aceptar otros bolis que los de la citada feria.

Al ir aumentando el número de bolígrafos, en mi cabeza rondaba la idea de guardarlos todos en un cajón hasta que llegara la jubilación, y después de mi vida laboral, tener un “entretenimiento” organizando la colección.

Pero el origen, “en serio”, de la colección, surgió en el mes de abril del año 2.006, cuando por una operación de menisco tuve que estar de baja casi un mes, y al estar “inactivo”, pensé que como tenía tiempo y bastantes bolis, era el momento de empezar la organización y... dicho y hecho. Me lo tomé tan “a pecho” que en los días de baja y después de los ejercicios de rehabilitación, con la pierna operada encima de una silla y frente al ordenador, realizaba más horas que si de una jornada normal de trabajo se tratase.

En fin, en un mes y varios fines de semana posteriores, conseguí organizar la colección tanto física como informáticamente.

¡¡Qué pena que Matelec es un evento bienal!! Y lo digo en su doble acepción tanto en el aspecto Técnico-Profesional como en cuanto al incremento de mi colección de “bolis”.

Lo que nunca pensé en principio, es que los regalos de unos cuantos bolis de una feria de Electricidad y Electrónica, trajeran consigo esta “inacabable” afición.

¡Ay, Matelec, Matelec, en qué lío me metiste! Y así empezó todo...